Reflexiones: La cola del gato

En mi vida tan solo he leído un libro de los llamados "autoayuda": Tus zonas erróneas de Wayne Dyer. Recuerdo una historia maravillosa sobre dos gatos, uno viejo y otro joven. Éste último se persigue la cola y el viejo le pregunta qué hace. El joven responde que como para ellos la cola es su señal de identidad, sabe que si se la coge, tendrá la felicidad. El mayor, con la voz de la experiencia, le dice que él también lo hizo eso, pero que desistió pues se dio cuenta que fuera donde fuera e hiciese lo que hiciese, la cola siempre iba con él. 
Es decir, no te ofusques por la felicidad, cuando menos pienses en ella, mejor. 
Realmente, cuando miro mi gata lamerse la cola, piensas que es su mayor tesoro.
Mi memoria ha recuperado otro momento vivido en Valencia. Entré en una librería y una señora le pidió al chico consejo sobre libros de autoayuda. Le indicó varios del tipo "Sé tu mismo", "El lado positivo" o "La botella medio llena". La mujer le pregunta el precio. No lo oí, pero sí la respuesta de la mujer y la siguiente contestación del dependiente:
- Un poco caro, ¿no?
- Bueno, hay que ser positivos.
El chico lo dijo con ese tono de broma y con una sonrisa tímida de quien se le acaba de ocurrir un buen juego de palabras. Sin embargo, la expresión de la mujer no era muy afable.
Seguramente caminemos con nuestra cola, pero si fuera posible hacer un contusión, quitarnos una costilla y retorcernos el cuello para cogernos la cola, mejor que mejor. El ser humano es así.




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