Microrelato: Sapos
Sapos
Ahí estaba ella, mirando reflexivamente el lago, sin darse cuenta que su amiga se acercaba. La amiga puso la mano en su hombro, pero no había consuelo para la insensatez. Se giró para mirarla y su amiga vio su ojo morado y el labio hinchado.
- ¿Por qué? No lo entiendo. Besé al sapo y lo convertí en principe y... ¡mírame!
La amiga bajó la mirada.
- Puede que fuera ese el problema. Transformarlo. A veces... a veces es mejor tratar con sapos y dejarlos así.
Las lágrimas caían por la mejilla de la princesa.
Las lágrimas caían por la mejilla de la princesa.
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