El tiempo
Tiempo, lugar y acción son las coordenadas sobre las que se apoya una narración.
El escritor es como un mago que puede barajar a su antojo el tiempo de la narración, ordenando los hechos y manipulando la duración según le convenga.
La literatura refleja los dos tiempos que funcionan en la vida de los seres humanos:
- El tiempo objetivo (tiempo real)
- El tiempo subjetivo (tiempo subjetivo)
Otros dos tiempos que participan en la obra de ficción son:
- El tiempo externo (época en la que viven escritor y lector).
- El tiempo interno (el que habita el narrador).
A su vez, el tiempo interno contiene otros dos tiempos:
- El tiempo de la acción: orden y duración de los acontecimientos. = la duración real (Cien años de soledad, de Gabriel García Marquez)
- El tiempo de la narración: orden y duración de la narración. = barajar las horas
De las relaciones entres estos dos segmentos de tiempo emergen las leyes y las libertades en cuanto al manejo del tiempo literario. Esas relaciones pueden ser de dos tipos: de orden y de duración.
Relaciones de orden: las distorsiones que se producen entre los dos segmentos de tiempo se llaman anacronías.
La anacronía narrativa hace que en el relato convivan varios tiempos:
- El tiempo principal, o punto de vista temporal en el que se sitúa el narrador.
- Los tiempos secundarios, que surgen del tiempo principal.
Cuando el narrador relata un hecho situado en el pasado con respecto al tiempo principal, ese retroceso se llama analepsis.
Cuando el salto se produce hacia delante, hacia el futuro, ese avance se llama prolepsis.
Esta estratificación del tiempo o cohabitación de épocas distintas con las que juega la literatura interviene en dos niveles de narración: el micronivel y el macronivel.
Micronivel: el narrador, mediante un juego de tiempos verbales, puede introducir distintas épocas en un mismo párrafo.
Macronivel: actuando en la arquitectura, en la estructura del relato.
"En una novela siempre hay un reloj" - E. M. Forster
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