La Ciudad de los Conceptos 3/53: Soledad
La casa vacía. Sin ruido
alguno. Tan sólo él, sentado en su cama, la
cabeza entre sus manos, sus lágrimas cayendo sin
parar, su llanto ahogado, su mente perdida, su
alegría derrotada.
Detrás suyo, él. Se ríe.
Se frota las manos.
Su cara
blanca, sin vida. Igual que su pelo, todo blanco. Tan sólo relucen sus colmillos, bien largos. Su piel, cayéndose a
tiras. Le observa llorar y disfruta.
Cierra esos ojos rojizos
y absorbe su alimento.
Él sigue llorando, se siente
sólo, sin nadie…
No sabe cómo ha llegado
a sentirse así… no lo sabe…
Muy solo, se siente
muy sólo, sumido en el vacío. Se dice que es culpa de la sociedad y de la tecnología que ha creado esas barreras comunicativas que permiten tener a todos tus conocidos en un dedo, sin jamás verlos cara a cara. Solo, así se siente. Podría razonarlo, pero él actúa detrás suyo, masticando su sentimiento.
Aquello, detrás, le
muerde, le araña, le desgarra.
Los huesos sobresalen de
su carne, su cráneo es visible, pero a pesar de ello se
siente lleno, ha comido.
Es uno de los Soldados Sombríos,
en la Ciudad de los Conceptos. Es uno de los más temidos
de entre todos los soldados: Él es la Soledad.
No te gires, él espera tu mirada triste…
No te gires, él espera tu mirada triste…
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