Entrevista a Bruno Nievas


 

 
 Nacido en Almería, Bruno Nievas es pediatra y escritor. Su primera novela, Realidad Aumentada, tuvo 42.000 descargas en solo cuatro meses. Su segunda novela es Holocausto Manhattan.
 
 

 
 

Al escribir, ¿Papel u ordenador?

Ordenador, claro Comencé a escribir tras toparme de casualidad con un programa llamado Scrivener que te lo pone bastante fácil, y es que en ordenador tienes una flexibilidad que el papel no permite. Además del Scrivener también utilizo la aplicación de Notas y la Grabadora de notas de voz, ambas muy útiles para esas ideas que te cogen en cualquier lugar. Pero cuando tengo algo realmente embarullado, la verdad es que no viene mal coger un papel y un lápiz y comenzar a anotar cosas y a hacer flechas. Eso suele ayudar a salir del embrollo. Así que, como ves, todo vale con tal de crear.

¿Todo planificado, estructurado, pensado o dejando libertad a la improvisación?

Ambas cosas son no solo compatibles sino harto recomendables. Cuanto más planificas el trabajo, más fácil es escribir luego dado que todo va más fluido, es más coherente y evitas problemas famosos como el síndrome de la hoja en blanco. Pero cualquiera que se dedique a crear historias sabe que es imposible planificarlo todo al dedillo. Siempre va a existir un momento en el que tengas una idea mejor, que un personaje te “pida” hacer algo que no habías planificado o que simplemente te apetezca innovar. En general es bueno hacer caso a esas ideas y a ese punto de improvisación que toda historia debe albergar. Y te aseguro que si has hecho una buena planificación es bastante más fácil improvisar, pues luego será mucho más sencillo encajar los cambios que surjan a raíz de esa idea.

¿Un lugar concreto para escribir o cualquier sitio es bueno?

El sitio ideal para escribir es aquel donde te encuentres. Y no hay excusas. Se puede escribir en un silencio absoluto o con un concierto de música al lado; en la calle, en casa, en la playa o desayunando en una cafetería. Todo lo que necesitas es ponerte… y tener una herramienta a mano. Esa herramienta puede ser un portátil con conexión a Internet, la aplicación de Notas o la Grabadora de tu smartphone o un simple cuaderno y un bolígrafo. Es importante recordar que escribir engloba muchas cosas: documentar, planificar, pensar un diálogo, repasar, corregir y por supuesto el acto de escribir una escena en sí. Cuando se dispone de unos minutos siempre es factible hacer alguna de esas cosas. El único instrumento válido y necesario es la mente y esa nunca se separa del escritor, así que donde esté él, ese es el sitio adecuado para escribir.

¿Con música o en silencio?

Yo personalmente prefiero en silencio aunque no me molesta que esté sonando música de fondo. De hecho a veces la he puesto, pero he descubierto que cuando lo hago al final dejo de escucharla de lo concentrado que estoy en la historia. Personalmente tiendo a “sumergirme” en lo que estoy escribiendo de forma que no es raro que, al terminar el pasaje, escena o capítulo, descubra que fuera se oyen coches pitando, que alguien ha puesto la música alta o hay niños llorando en el piso de al lado. Es cuando salgo del mundo de mi historia y vuelvo al real que lo percibo de nuevo en toda su plenitud.

¿En cualquier momento o a una hora determinada del día?

Cuando tu trabajo principal es otro diferente al de la escritura no te puedes permitir elegir cuándo escribes, así que evidentemente cualquier momento es perfecto cuando se presenta. Para escribir solo necesitas escapar del mundo real para viajar con tu mente al ficticio, a ese otro que estás creando. Puedes hacerlo durante unos minutos o durante varias horas, pero para hacerlo necesitas que nadie te saque de él durante ese tiempo. Por eso para escribir has de hacerlo en los ratos libres, sean largos o cortos, pero en los que sabes que no vas a sufrir interrupciones. Por eso no se trata de escoger un momento adecuado, sino de aprovechar cuando este llega.

¿Qué aparece primero en la inspiración: la historia o los personajes?

La historia. Soy un enamorado de los thrillers, de las historias que juegan con el lector y por eso me gusta encontrar una buena historia antes que un personaje. Sin embargo, soy consciente de la importancia y del peso que estos tienen, así que es la faceta que estoy tratando de mejorar más a medida que aprendo. Un buen personaje es el que hace avanzar una historia y no es fácil crearlos. Sin embargo, nadie dijo que nada en este extraño negocio de escribir fuera fácil. Así que aunque suelo fijarme primero en la historia, creo que no se debe relegar nunca la importancia de los personajes. Ellos son los que hacen que los lectores se sientan parte de esa historia, en vez de meros espectadores.

Qué presenta más complicaciones, ¿Primera o tercera persona como narrador?

Hasta ahora he utilizado una tercera persona pero en la que se observa la historia desde dentro de la mente del personaje, así que es una especie de término medio. Siempre he leído que la primera persona es la forma más difícil de relatar porque, aparte de ser arriesgada, aporta un punto de vista muy limitado ya que el lector solo puede conocer lo que percibe el protagonista. De todas formas creo que todas estas afirmaciones siempre son relativas, habrá escritores que usen con facilidad la primera persona y otros que no. E historias que funcionen mejor de esa forma, como por ejemplo las novelas negras. Creo que esa elección es algo íntimo, personal del escritor. Cada historia tiene su punto de vista adecuado y una de las misiones del autor es encontrarlo.

Tus novelas tienen un alto contenido de elementos históricos, por tanto se requiere una fase de documentación. ¿Cómo la valoras?

Como esencial. Documentar es tan fundamental como cuidar la ortografía. Si quieres escribir sobre un tema presente, pasado o futuro, forma parte del contrato con el lector el informarte muy bien acerca de lo que quieres escribir. Creo que un escritor no vive solo de buenas historias. Estas son importantes, sí, pero cualquiera puede escribirlas en un momento dado. Los cuentos para niños son buenas historias aunque muy simples. Una cuidada documentación genera un trasfondo que da crédito a la historia, la ambienta, le da color, la hace más creíble, permite más giros y, lo que es más importante, transmite conocimiento y cultura. Todo eso hace que el lector sienta que el dinero que ha pagado esté bien invertido. Si le cuentas una historia sin más, en pocos días se habrá olvidado de ella. Pero si esta transmite un mensaje o, mejor aún, le enseña algo, la recordará toda su vida. Y para eso hay que trabajar antes de ponerse a escribir. Mucho. Muchísimo.

¿Alguna manía, superstición, fetiche al escribir?

No, ninguna, quizás el saber que durante un determinado tiempo nadie me va a interrumpir. Me da igual que el tiempo que pueda invertir sean unos minutos o varias horas, lo importante es que pueda planificar qué quiero hacer y “adentrarme” en ese otro mundo sin que me saquen de él de forma abrupta.

Hay actores que dicen que nunca se ven las películas que hacen. En tu caso, una vez publicada la novela, ¿la lees como un lector más?

No, no la leo porque cuando ya sale en papel la has releído unas veinte o treinta veces y estás harto de ella. Además es muy frustrante descubrir que a pesar de esos repasos siempre se escapa algún gazapo. Lo que sí hago es abrirla de vez en cuando y leer páginas o párrafos al azar. Algunos te gustan cómo han quedado y otros te dan ganas de recortarlos, reescribirlos, corregirlos o cambiar algo.

¿Cambiarías algo de tus libros ya publicados? ¿Algún detalle, alguna frase, algún personaje?

Cambiaría mil cosas, de hecho a veces pienso que las reescribiría enteras porque cada día que pasa aprendes cosas nuevas y desearías haberlas aplicado en su momento. A veces es una sola palabra y otras el texto completo. Pero lo hecho, hecho está y no merece la pena darle muchas vueltas. Es mejor invertir ese tiempo en lo que estás haciendo en ese momento para que cuando vea la luz tenga los menos errores posibles.

Para leer, ¿libro en papel o electrónico?

No hay por qué elegir. Del electrónico me gusta que pesa poco, es cómodo de manejar y los libros cuestan bastante menos. Pero también me gusta el papel y muchos suelo comprarlos en ese formato por puro coleccionismo. Creo que al papel le queda mucho recorrido, aunque el futuro a medio plazo es compartido y a largo plazo digital. Pero eso es simple evolución, no hay que buscarle tres pies al gato. Un buen libro es bueno independientemente del formato en que se presente.

¿Proyectos?

Uf, demasiados, pero eso es bueno. Ahora mismo estoy inmerso de lleno en mi tercera novela, que confío en que vea la luz en 2014. Es histórica y relata una aventura preciosa que me ha conmovido. Espero aplicar en ella todo lo aprendido estos años pero manteniendo mi estilo. Ojalá le guste a los lectores tanto como a mí me está emocionando su escritura.

Un libro para llevar a una isla desierta

El Kindle, jajaja. Lo llenaría hasta los topes y me haría con un cargador solar. Y en esa isla esperaría el fin del mundo tranquilamente. La verdad es que no es un plan tan malo. Por cierto, menuda trampa te he hecho al responder, ¿eh?


Agradecer a Bruno Nievas la disposición que tuvo a responder las preguntas. Ha sido un placer tener su colaboración en esta serie de entrevistas.

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