Reseña: Para morir siempre hay tiempo de Carmen Conde
Carmen Conde nos sorprende con su primera novela con un estilo ameno y refrescante, con una trama de espías y con unos personajes muy bien caracterizados.
Un inicio fuerte que parece una cosa pero luego se metamorfosea en otra y eso hace que la trama hago un giro inesperado. Seguramente esa es uno de los principales ganchos: a medida que leer es imposible deshacerse del inicio y pensar: "que hubiera pasado si...". Pero el destino juega sus carta y eso le ocurre a Julia Irazu, una mujer en decadencia que se verá envuelta en una absurda guerra de mafias rusas.
El personaje de Julia es muy importante, no solo porque condiciona el desenlace de lo que ocurre, si no por sus características: obsesiva y adicta a los medicamentos, problemas para relacionarse y un pasado oscuro que oculta en su inconsciente. Es un personaje que no crea empatía, al contrario, si pudieras perderías de vista pero al mismo tiempo te crea un sentimiento de protección pues aprecias que es frágil como el cristal aunque en momentos de tensión difícilmente se romperá.
Vemos además una evolución del personaje de principio a fin.
El otro personaje principal es Viktor Sokolov, un espía ruso que se mueve por encargos por dinero y que nos sorprende por sus valores y su corazón hacia sus allegados.
Los caminos de Julia y Viktor se cruzan de la forma más absurda pero imposible de separarse.
La novela tiene un estilo muy fácil de leer, directo y próximo, con un tono, a veces, humorístico, burlándose del género de espías y novela negra.
Está narrada en tercera persona, haciendo saltos de perspectiva en varios personajes.
Una novela recomendable.
Puntuación: 4/5
Sinopsis
Escritora frustrada, obsesiva y adicta a los medicamentos, Julia Irazu es una auténtica experta en complicarse la vida, pero esta vez los problemas vienen de fuera. De manera accidental se ve envuelta en una red de tráfico de arte, entre intereses millonarios y delincuentes sin escrúpulos, y conoce a Viktor Sokolov, un supuesto espía ruso junto al cual vivirá una aventura llena de peligros entre Bilbao, Palermo y San Petersburgo.
Paradójicamente, será entonces cuando Julia descubra un principio básico que desconocía. Y es que, para morir, siempre hay tiempo.
Dueña de una prosa adictiva y dotada de un fino sentido del humor, Carmen Conde irrumpe con fuerza en el actual panorama literario, dispuesta a robar muchas horas de sueño a los lectores con esta novela de espías que no se parece a ninguna otra.
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