Relato corto: Mejor no preguntar


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La niebla espesa impedía ver con claridad el camino. El humo de las fábricas invadía cada rincón del pueblo, incapaz de desprenderse de su olor pudiente. Los pasos del padre y de su hija se acercaron al río, lleno de restos industriales, y con escasa vida marina. ¿Era aquel el precio a pagar para el progreso?
- ¿Qué vas pedir por Navidad? -le preguntó su padre.
- Un mundo más limpio -contestó Elisabeth.
Su padre, ante la inocencia de su hija de seis años, sonrió. Aunque bien mirado, no era ninguna tontería. La naturaleza se ahogaba, se moría.
- ¿Y si les preguntamos al río, a las montañas, al cielo y a las flores que quieres por navidad? –preguntó Elisabeth con un tono jovial.
Su padre miró aquel paisaje desolado, rodeado de suciedad y polución.
- Mejor no preguntarles, es posible que no nos guste la respuesta.

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