Reseña: La librería encantada de Christopher Morley
La librería encantada es la segunda parte de La librería ambulante, novela que se publicó en 1919 y que en ciertos temas sigue muy vigente.
En esta segunda novela nos encontramos a Roger y Helen Mifflin que llevan su propia librería en Nueva York. Como en la anterior, Christopher Morley hace un homenaje a los libros y a la lectura y, sobre todo, a la figura del librero.
El libro tiene dos partes bien diferenciadas y, a mi gusto, la mejor es la primera, en la que se centra en Roger y sus reflexiones sobre el mundo de la lectura. Aborda los problemas para vender de las librerías, los hábitos de lectura, la figura del editor, las editoriales y la importancia del libro tanto a nivel cultural como social. Citó una frase que concentra totalmente este pensamiento: "Alguna vez se te ha ocurrido la posibilidad de que el mundo, en realidad, esté gobernado por los libros?".
A través de Roger, Christopher hace una dura crítica a la Gran Guerra, sus consecuencias e incluso anticipándose al efecto dominó negativo de las sanciones a Alemania.
En la segunda parte coge protagonismo el personaje de Aubrey Gilbert, un publicista que se ve atrapado por la fascinación de la librería. Aquí, Christopher hace un giro y la novela coge un aire de novela negra al resolver un misterio que envuelve la desaparición de un libro.
La novela está narrada en tercera persona omnipresente, situando el foco en el personaje de Roger o de Audrey.
La novela no es tan social y costumbrista como la primera, pero vale la pena dentro del género de mateliteratura. Hay constante referencias a autores y novelas.
Pero por si aglutinante destaca la novela es por la ambientación de esa librería encantada. La librería podríamos decir que es un personaje más, con su carácter, su personalidad y su físico. Entrañable, acogedora, misteriosa. Podríamos decir que nos recuerda un poco al Cementerio de los libros olvidados de Carlos Ruíz Zafón.
Muy recomendable.
Puntuación: 4/5
Sinopsis
Los entrañables Roger y Helen Mifflin han dejado de recorrer los campos y pueblos con su librería ambulante y se han instalado en pleno Brooklyn, como siempre soñara Roger. Ambos regentan La Librería Encantada, un «parnaso en casa» al que acuden, de un lado u otro de Nueva York, todo tipo de personajes singulares, incluidos jóvenes publicistas, farmacéuticos alemanes y guapísimas herederas; por no hablar de sus amigos libreros, que se reúnen allí cada poco para disfrutar la tarta de chocolate de Helen y los discursos incendiarios, y a la vez llenos de sensatez, del pequeño gran Roger.
Parece que todo está en calma en esa librería encantadora (nunca mejor dicho) y en la placentera vida de estos personajes insólitos... pero no es así: nos encontramos justo al final de la Primera Guerra Mundial, en medio de una época convulsa, llena de avances técnicos, emociones contradictorias y mucho suspense. Porque, aunque hace tiempo que acabaron sus aventuras rurales, nuestros personajes seguirán protagonizando situaciones tan divertidas como rocambolescas en la gran ciudad, una ciudad magistralmente dibujada, con ese toque de humor refinado que ya cautivó a los lectores de La librería ambulante.
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