Reseña: Seda de Alessandro Baricco



Hace unas semanas lancé una pregunta en mi perfil de Twitter sobre el tamaño de los capítulos: si era conveniente que todos los capítulos de una novela tuvieran el mismo tamaño o indiferente que hayan algunos cortos y otros largos. También el planteamiento de si es mejor capítulos cortos o extensos. Hubo una persona, @pecescd, que me recomendó la lectura de Seda de Alessandro Baricco.
Y eso hice. Un libro magnífico. Está estructurado en capítulos muy muy cortos, son de una o dos páginas, el que más de tres. Su estilo es una narrativa poética. Los capítulos, aunque son cortos, su estilo pausado y cuidadoso nos sumerge en una lectura lenta. Es como si nuestra mente, consciente de que hay pocas palabras, paladeara cada una de ellas.
Está narrada en tercera persona. 
Este libro es un claro ejemplo de como no es necesario ahogarse en profundas descripciones para dar valor al contenido. Con pocas palabras se puede decir mucho.
Alessandro se inspira en el Haiku, poemas breves japoneses que se escriben en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas, respectivamente. Todo Haiku ha de contener un kigo, que es una palabra o expresión que indica la estación, período o día del año al que se refiere el poema.
A parte de esa estructura corta, Alessandro coloca esos elementos de la naturaleza para referirse a los períodos del año, pero también los funde con los pensamientos y sensaciones que tienen los personajes.
Es una novela para leer con calma, disfrutarla y dejarse llevar por la belleza narrativa.
Muy recomendable.

La novela narra la historia de Hervé Joncour, que se dedica a suministar los huevos de gusanos de seda en su pueblo, Lavilledieu. Debido a una plaga que afecta a los huevos, se ve obligado a buscar en tierras lejanas huevos sanos. Es así como acaba en Japón, país que ha abierto sus fronteras al comercio recientemente. Allí conoce a un hombre rico, poderoso, que le proporciona los huevos. Hervé conoce a la extraña joven que acompaña siempre al japonés y se enamora. Tanto, que sus posteriores viajes son más una excusa para verla que no para obtener los huevos. Al regreso de sus viajes, la mujer de Hervé se da cuenta que su marido a cambiado. 

Alessandro Baricco presentaba la edición italiana de Seda con estas palabras: Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe.

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