3 puntos de referencia de un personaje



Para poder conseguir una determinada caracterización de un personaje -y que sus "acciones" sean creíbles, cuando sean descritas en una novela-, necesitamos tener unos puntos de referencia:

- La edad del personaje:

La edad tiene una influencia notable sobre el comportamiento del ser humano. Porque no reaccionan igual un joven veinteañero que un hombre sesentón, no se encuentran, por lo general, en las mismas situaciones.

No se enamora del mismo modo una mujer otoñal o una niña de quince años. La edad del personaje que va a "intervenir" en nuestra narración es un importante punto de partida para estructurar el resto de la novela.

- La posición social:

La posición social de un personaje -ya sea su nivel económico, o bien su nivel profesional, aunque ambos tienen relación-, deja una clara impronta en sus características ambientales y personales que no pueden olvidarse.

Una mujer casada y con hijos que vive en un suburbio, un ejecutivo agresivo que desea escalar rápidamente posiciones en su vida, una muchacha introvertida que quiere ser misionera o un "playboy" a quien acaba de tocarle la lotería, obligarán al novelista que quiera describirlos a concretar una serie de diferencias consubstanciales.

- Sus relaciones humanas:

Nadie está, por lo general, en el mundo. Todas las personas suelen tener amigos, familia, conocidos, vecinos, compañeros, amantes... o enermigos.

Y la interrelación que esto provoca es una de las características más destacadas de nuestro entorno social, de nuestro modo de vivir y de nuestras "acciones".

Las relaciones entre los seres humanos son una fuente inagotable de información para el novelista, que puede manejar a sus personajes a voluntad, conectarlos, enfrentarlos, unirlos o separarlos, consiguiendo así una inmensa gama de situaciones.

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