Por una letra: Abrasar


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Poco podía imaginarse que Juan tuviera esas tendencias. Se habían conocido hacía cinco meses. Jana se había independizado de sus padres, empezaba una nueva vida en un nuevo barrio de la ciudad. Las primeras semanas se dedicó a conocer las tiendas más cercanas. Una de ellas era la pollería. Allí trabajaba Juan. Joven, atractivo, gracioso y muy alegre. Tontearon tímidamente y ese coqueteo llevó a una cita. Jana sentía que su nueva etapa se iniciaba con luz y amor. Sin embargo, todo se torció con aquella nota. Los domingos, Jana había tomado la costumbre de comprar medio pollo asado con patatas y croquetas. A parte de gustarle el menú, la presencia de Juan condicionaba esa nueva afición culinaria. Aquel domingo, Jana hizo su pedido. Juan, como siempre, le entregó la bolsa con un guiño de ojo. Al llegar a casa, al extraer los paquetes, apreció que en la tapa del pollo había un papel enganchado. Había en él una frase escrita y la firma. Al leerla, el estómago se le cerró. Ya no tenía hambre. Volvió a leerla. Su corazón se aceleró tanto que empezó a dolerle el pecho. ¿Cómo había sido tan ingenua?
La nota temblaba en su mano. Estaba grasienta, aumentando su sensación de repulsión, pero no impedía que la frase se leyera con claridad.

Tan solo pienso en abrasarte. Juan.

¿Había querido aumentar la fuerza del mensaje enganchando la nota, justamente, en el paquete del pollo? ¿Era una metáfora de cómo iba a quedar su cuerpo? Jana se tuvo que sentar. Notaba que todo le daba vueltas. Miles de imágenes escabrosas le asaltaron, sin poder evitar que su estómago se removiera. Tuvo que correr al lavabo para vomitar.
Más calmada, tomó la decisión de cambiar de piso y alejarse de aquel barrio. ¿Debía llamar a la policía? En principio, desecho la idea, pero pensó que no era justo dejar que otra chica pudiera sufrir aquella amenaza.
Al día siguiente, la agencia inmobiliaria ya movía hilos para encontrarle pisos en otro lugar. Y la policía ya había abierto expediente contra Juan, quedándose la nota como prueba.
Mientras tanto, volvió a casa de sus padres.
Pasada una semana, Jana todavía se despertaba con pesadillas en las que la quemaban como si fuera un pollo, angustiada, temerosa y, sobre todo, ignorante de que una "s" mal colocada hubiese roto el amor de su vida, sin ella saberlo, porque cosas del destino, la unión de un error en una letra y una profesión había impedido una relación duradera. 


Abrazar: de dar un abrazo. Estrechar entre los brazos a una persona en señal de afecto.
Abrasar: Reducir a brasa, quemar, calentar mucho.

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