Entrevista a Victoria Álvarez
Victoria Álvarez es una joven escritora salmantina que ya tiene en su haber distintos premios literarios, es historiadora de arte y especializada en literatura del siglo XIX.
En 2011 publicó Hojas de dedalera, seguido de Las eternas en 2012, dos novelas que han tenido gran acogida por parte de los lectores. Hasta la fecha, su obra ha sido traducida al italiano y al alemán.
Tu nombre después de la lluvia es su nueva novela
Página web: victoriaalvarez.es
Al escribir, ¿papel u
ordenador?
Para planificar, siempre papel, preferentemente cuadernos Paperblanks.
Pero para dar forma a la historia suelo recurrir a Lord Byron, mi
portátil plateado. Me he acostumbrado tanto a él que mis ideas no fluyen
con la misma facilidad cuando escribo en otro sitio.
¿Todo planificado, estructurado, pensado o dejando libertad a la
improvisación?
Todo absolutamente planificado. Yo nunca escribo por impulsos; cuando
comienzo una historia lo hago después de haber pasado meses pensando en
ella, a veces incluso un año entero. Y antes de empezar a teclear me
aseguro de tenerlo todo perfectamente estructurado por capítulos, con
toda la documentación organizada en carpetas y listados con todos los
recursos que voy a necesitar. Supongo que es una deformación profesional
consecuencia de estar haciendo una tesis doctoral, pero de momento me
funciona muy bien.
¿Un lugar concreto para escribir o cualquier sitio es bueno?
Depende de la hora del día. Normalmente suelo dedicar las mañanas a la
tesis doctoral y las tardes y las noches a las novelas, así que cuando
lo hago me apodero del salón de mi casa y no dejo que nadie entre en él.
Además lo tenemos decorado con aire modernista, ¡así que es imposible
no inspirarse!
¿Con música o en silencio?
Siempre en silencio. Cuando voy por la calle pensando en mis historias
lo hago acompañada por la música de mis grupos favoritos, pero soy
incapaz de ponerme a escribir si hay ruido cerca de mí. Nunca consigo
concentrarme.
¿En cualquier momento o a una hora determinada del día?
Como he dicho, suelo escribir por las tardes y por las noches. Mi
momento preferido es el atardecer, sobre las seis en invierno y las
nueve en verano, viendo cómo el cielo va cambiando poco a poco de color.
¿Qué aparece primero en la inspiración: la historia o los personajes?
Depende de cada caso. Hasta ahora te diría que el tema principal (una
médium en “Hojas de dedalera”, unos autómatas en “Las eternas”, una
banshee en “Tu nombre después de la lluvia”), pero uno de los proyectos a
los que estoy dando más vueltas últimamente ha surgido a partir de sus
dos protagonistas, más concretamente de sus profesiones. En cualquier
caso la creación de una novela suele ser como un puzzle; tienes que
tomarte tu tiempo para unir todas las piezas de manera que el resultado
presente un aspecto homogéneo.
Qué presenta más complicaciones, ¿Primera o tercera persona como
narrador?
Creo que se me da mejor la primera persona femenina. Curiosamente,
ninguna de mis novelas publicadas la emplea, aunque no descarto regresar
a ella alguna vez. El problema que tiene es que permite una fluidez
mucho mayor en la prosa pero al mismo tiempo te limita en cuanto a la
narración. Si la cámara sigue todo el tiempo al mismo personaje, por
decirlo de una manera cinematográfica, hay muchas escenas que no puedes
incluir por tener que ser contadas con un punto de vista distinto, y eso
puede ser una auténtica lástima.
Tus novelas tienen un alto contenido de elementos históricos, por tanto
se requiere una fase de documentación. ¿Cómo la valoras?
Para mí es imprescindible, además de ser mi etapa preferida dentro del
proceso creativo. Paso muchos meses investigando sobre las ciudades en
las que ambiento mis historias, sobre la arquitectura de las mismas,
sobre los temas de los que hablan los personajes… También suelo tomar
como escenario lugares que he visitado, y de esa manera puedo estar
mucho más segura de que lo que estoy diciendo es cierto. Me obsesiona el
rigor en cuanto a la ambientación de una novela, y por lo que me han
dicho mis lectores esa es precisamente una de las cosas que más les
gustan de mis libros.
¿Alguna manía, superstición, fetiche al escribir?
Muchísimas, tantas que no acabaría nunca de enumerarlas. No puedo
ponerme a escribir sin haberme lavado las manos, sin un refresco cerca
del ordenador, sin mis cuadernos de notas al lado... no puedo llevar
puestos mis anillos ni tener personas a mi alrededor… como te digo, un
montón de cosas.
Hay actores que dicen que nunca se ven las películas que hacen. En tu
caso, una vez publicada la novela, ¿la lees como un lector más?
Tengo un problema con eso y es que no me gusta leerme a mí misma. Soy
demasiado perfeccionista y si de mí dependiera nunca daría por concluida
la corrección de un manuscrito. Evidentemente, cuando te envían los
primeros ejemplares de tu nueva novela es imposible no emocionarte y
ponerte a hojear tus escenas preferidas, pero cuando pasan los años me
resulta un poco incómodo porque empiezo a pensar: “Eso ya no lo habría
escrito así, ese personaje nunca habría dicho esa tontería si lo hubiera
manejado ahora…” Supongo que es algo normal; lo preocupante sería que
con el paso del tiempo no notáramos diferencias con respecto a lo que
somos capaces de hacer.
¿Cambiarías algo de tus libros ya publicados? ¿Algún detalle, alguna
frase, algún personaje?
Muchísimas cosas. En “Hojas de dedalera” hay un par de cosas que ahora
no habría escrito de la misma manera. Me imagino que dentro de unos años
diré lo mismo de “Tu nombre después de la lluvia”, pero como acabo de
explicar, eso es señal de que vamos mejorando. Y en el fondo tus libros
son como tus hijos; puede que haya cosas que no te gusten de ellos, pero
los quieres con sus virtudes y sus defectos, por muchos años que pasen
desde su nacimiento.
Para leer, ¿libro en papel o electrónico?
Siempre en papel. No me gustan nada los libros electrónicos.
¿Proyectos?
Un montón… Hace unos días estuve ordenando mis cuadernos de notas y me
di cuenta de que tengo siete historias creciendo en mi cabeza ahora
mismo, como siete especies florales distintas tratando de abrirse camino
en maceteros colocados uno junto al otro. Sé que inevitablemente una
crecerá más rápido que las demás y acabará reclamando mi atención, pero
espero no dejar de lado ninguna porque todas tienen algo que me ha
tocado el corazón. ¡Lo que no tengo es tiempo, y me agobia mucho no
conseguir hacer a lo largo de un día todas las cosas que he planeado la
noche anterior!
Un libro para llevar a una isla desierta.
“El Conde de Montecristo” de Dumas padre, porque sería como llevarte
cien novelas distintas dentro de una sola. Ni siquiera un libro
electrónico puede competir contra eso…
Muchas gracias Victoria por tu colaboración!
Muy buena entrevista, como siempre. Enhorabuena, a seguir con este interesante blog.
ResponderEliminarGracias Jorge!
EliminarBuena entrevista, Victoria atrapa como siempre, ademas de compartir con ella la afición de los paper blanks, también compartimos el amor por El conde de Montecristo... curioso. Ya te sigo, me quedo por aquí. Besotes
ResponderEliminarMuchas gracias Myladie!
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